Todavía me sabe la boca al ron de anoche.
Otra noche atrapada en mí. Atrapada en una melodía, en un único acorde. Solos de guitarra que te dejan triste, incompleta, irreconocible. Pero aún así no poder parar de escucharlo.
Tirada en el sofá pensaba en cómo esa botella parecía estar más llena de ti que de alcohol (incluso una botella a las cuatro de la madrugada está más llena que yo).
Con todo el maquillaje corrido, deseando que llegases para decirme que aún así estaba igual de guapa, pero.
Intentaba reflexionar, pensar en qué hacer con mi vida, con quién hacerla. Que lo único que he hecho desde que te fuiste ha sido escribirte y las ampollas de mis dedos te piden una tregua.
Duele hasta gustar. Igual que tú.
Escribirte es una dosis de nostalgia que te apuñala hasta hacerte sentir bien.
En paz, como yo quisiera estar.
Yo sé lo que es perder la cabeza por alguien que sólo ha perdido las ganas de ti.
Y también sé que con cervezas todas las conversaciones son más serias. Unos quintos y doble razón de certeza.
Restarme horas si no estás conmigo, y sumarme noches atrapada en este puto bucle de título 'tú'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario