Benditos domingos en el Rastro comiendo bocatas de calamares. Benditos viernes en Goya inventándonos historias de cada ventana. Bendito caos en el Metro a hora punta. Benditas las canciones en Gran Vía. Benditos graffitis que mantienen la esencia en las calles.
Estampida sentimental en frente de Metrópolis cuando recuerdo tu voz llamándome 'chula'.
Ojalá los árboles marcados por iniciales de enamorados del Retiro pudiesen hablar y decir cuántos de ellos duelen hoy en día. Ojalá Plaza de España pudiese contar las veces que ha sido fotografiada. Y ojalá alguna estación no escociese tanto.
Que en mi corazón hay un Pirulí y cuatro torres, y a pocos latidos más están La Cibeles y La Puerta de Alcalá.
Acostumbrada a escapar de la realidad en Debod. Sentir mis latidos acelerar desquiciados cuando escucho las carcajadas de los niños en el tiovivo de la Plaza Mayor. Y que no falte visitar a el Spiderman de Sol, o pasar por Ópera para deleitarte con el arte de Madrid.
(Un abrazo en Príncipe Pío antes de volver).
Que en mi corazón hay un Pirulí y cuatro torres, y a pocos latidos más están La Cibeles y La Puerta de Alcalá.
Acostumbrada a escapar de la realidad en Debod. Sentir mis latidos acelerar desquiciados cuando escucho las carcajadas de los niños en el tiovivo de la Plaza Mayor. Y que no falte visitar a el Spiderman de Sol, o pasar por Ópera para deleitarte con el arte de Madrid.
(Un abrazo en Príncipe Pío antes de volver).
Deshagamos nuestros pasos a casa y quedémonos un rato más en estas calles. Y con un rato más me refiero a para siempre. Porque Madrid no deja de sorprender. Nunca. Y por eso enamora.

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