domingo, 28 de octubre de 2012

Mis ojeras y heridas dicen que el alma no olvida.


Que el insomnio no hace más que recordarte y mis silencios te llaman. Amar y odiar se juntan por ti aunque son extremos, pero duele menos recordarte que verte. Que es por ti por el que suelo quedarme sentada en un rincón de mi cama en silencio pensando en cómo coño hacer para sacarte de mi cabeza, me rompo por dentro. Joder, que si hay alguien ahí arriba que me escuche. He llenado tantos folios de palabras y lágrimas por ti que parece que solo vivo para ello, y en el fondo puede ser verdad. Estoy perdiendo trenes que no volverán a pasar por tu puto recuerdo. El pecho lleno y en las manos nada. No quiero hacerme más daño, pero todo lo que siento es demasiado. Agonizo, lloro, me lamento, me destruyo poco a poco, y para nada, porque la nostalgia siempre gana la batalla.

sábado, 27 de octubre de 2012

En la ciudad de la nostalgia.

Aquí lloramos cada día que recordamos lo perdido.

Solo quiero que sepas que fuiste mucho, demasiado quizás, para lo que te merecías. Que cuando lo das todo por alguien lo mínimo que esperas es que te devuelva ese cariño, y tú ni siquiera te molestaste en eso. Te limitaste a fallarme una vez tras otra hasta que yo no pudiese más, pues bien, lo has conseguido. Puede que mañana lo supere, pero hoy por hoy sigo estando hecha una mierda por echarte de menos. Joder, que te quiero.

Rascando los restos de ayer.

Hay heridas que se te quedan marcadas, que jamás cicatrizan. Que duelen demasiado, pero que no las coses porque todavía no puedes olvidarla. Cada vez que te das un golpe recuerdas que está ahí, porque piensas que nada te ha hecho tanto daño como esa, la primera. Solo el tiempo la curará, mientras tanto solo puedes dolerte por ella...


domingo, 21 de octubre de 2012

Te miro y elimino la tristeza en un suspiro.

El brillo de tus ojos al verme sonreír, las noches en vela hablando, las miradas de reojo, el suave tacto de tus manos, las ganas de morderte los labios cuando me hablas a centímetros, que seas el único que me anima cuando más me hace falta, la sobredosis de felicidad cuando me abrazas, tu capacidad para hacerme sentir única. Esos pequeños detalles que hacen que te quiera cada día más.

Lléname ese vaso y el cuello de besos.

Sé que no es fácil entregar tu corazón, sé que da miedo pensar que puedes engancharte a alguien como si fuese una droga para que después, puede, que te rompa el corazón, sé que es difícil aceptar que puede que esa persona sea la razón por la que quieras vivir cada día, la única que te alegra los domingos deprimentes o la que te quite las ganas de llorar, sé que es duro enamorarse y que da miedo. Pero vale la pena. Puedes arriesgarte y ganar o aprender; nunca perder. No tengas miedo a enamorarte, eso es la vida, aprender.

Amé llegar y odié las despedidas.

Una simple palabra puede hacerte trizas el corazón. Un último abrazo, últimas sonrisas, últimos besos, se resumen en un adiós. Cinco letras que posiblemente te taladren el corazón poco a poco, tramo a tramo. Sabes que después de esa palabra nada volverá a ser como antes, ni siquiera tú serás la misma, te faltará algo, un trocito de ti. Todo el mundo te dice que con el tiempo lo olvidarás, pero se equivocan. No se olvida, se aprende a vivir con ello.