sábado, 23 de febrero de 2013

Las victorias nunca pasan por mi lado.

Una bocanada de aire fresco para deshacerme de tu olor por un momento. Dejar de desgarrarme la garganta con palabras ahogadas y que descansen mis ojeras desgatadas. Que la Agonía se olvide de mí y que Necesidad vuelva a ser solo Querer.
Tu revolver, llamado inspiración, se oxidará y solo quedarán restos. Restos de todo lo que pudimos ser y dejamos por el camino, restos pegajosos de Jack Daniels y cigarros a la mitad, restos de todas las noches malgastadas en cantar canciones de los 90.
'Un corazón solitario no es un corazón' Ay, Machado, maldito el día en el que yo decidí compartir el mío.


lunes, 18 de febrero de 2013

Escribo a los recuerdos que aguantaron la masacre.

Un día mis puntos suspensivos hablarán. Te contarán el por qué de mis suspiros, de mi sonrisa cansada y de los vacíos de los que siempre hablo tanto. Que pienso que es bueno tener siempre un poco de dolor acumulado por si algún día tengo la oportunidad de cometer el mismo error. También hablarán mis cascos. Mis fieles compañeros te dirán la forma en la que te sustituyen, y que tengo una libreta llena de canciones que me recuerdan a ti. Y quizás te hablen mis latidos, pero a esos no les prestes mucha atención, que no dicen más que tonterías. Solo se dedican a destrozarme poco a poco, cada vez de forma más lenta, más agónica.
Me he mal acostumbrado a pensarte todos los días y ya no sé pasar las horas sin hacerlo. Léeme los pensamientos, los labios, los gestos, el brillo de los ojos, las cartas. Quémame.  Jódeme. Duéleme. Cómeme. Bébeme. Tómame. Puédeme. Recuérdame. Me. Siempre me.

domingo, 10 de febrero de 2013

Encuéntrame, me necesito.

Cuando ni siquiera la música puede aislarte, cuando hasta el aleatorio parece estar contra ti. Que no te comprendes ni tú misma, ni tus cuatros paredes saben cómo reaccionar. El vodka ardiendo en la garganta y los hielos por el suelo. Vuelven los pinchazos en la sien, vuelves a ahogarte con los silencios. ¿Y ahora qué? ¿qué coño queda?
Antes solía escupir lo malo y beberme los buenos recuerdos de un trago. Ahora si lo hago me consumo cual cigarro a las tres de la mañana. Me rebosan los ojos de ese agua tan amarga. Las palabras sales solas, como buscando su sitio en este papel. Este papel que te pertenece una noche más.
Me pierdo durante unas semanas. Semanas que transcurren lentas, sin una meta, ni un motivo. Sin nada. Y cuando me encuentro ocurre algo que me haga recordarte de nuevo, que me haga volver a caer en la misma rutina. Es un círculo vicioso del que no puedo escapar. Que me tiene atada.
Me gusta vivir en esta escala de grises. Unos días todo blanco, muy puro, muy tranquilo, otros color negro tizón y normalmente en ese gris monocromático. Unos días tanto y otros tan poco. Soy una montaña rusa. Una espiral de sentimientos que siempre llegan al mismo punto fijo. A ti.