En la escalera de cualquier calle de Madrid. Envuelta en un mar de llantos. Oigo cada latido de mi corazón. Aunque cada latido es tuyo, es por ti. Cada vez que recuerdo esas palabras siento que aumenta mi ritmo cardíaco, mi ritmo de dolerte. Yo no sé qué coño hago hoy despierta. ¿Para qué? Si cada día sin ti duele más. Quiero un jodido domingo libre de encender el ordenador solo para ver si me has dejado algún mensaje, pero... Solo el tiempo sana, pero a mí me faltan ganas. Tengo el corazón descompuesto, ya no le quedan motivos para seguir con su función. No hay una cura a esto. O no la encuentro, no sé. Me pesan demasiado los latidos.
Quizás esté echa para quererte por siempre por muchas hostias que me lleve. O quizás, simplemente, no quiero que lo nuestro sea sólo un recuerdo. Pensar en tu olor abrazándome hace que roce el cielo, y pensar en tus besos, eso sí que no tiene precio. Quedarme mirando una foto, por mucho que los sentimientos me rompan.
Mi corazón es tuyo, así que cuídalo, que se daña con facilidad.

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