Sigo queriendo tener tus costillas clavándose en mí.
A mí me gustaba disfrazarme de dura y a ti de feliz. Terrible combinación, pero.
Deshacíamos todos los cuentos de princesas para convertirlos en un caos que nos gustase. Acostumbrados a perdernos entre lo bello y lo complicado. Detallando cada día la mínima curva de tu imagen en mi memoria, para que se mantenga intacta, como si todavía estuvieses aquí.
'Sólo nos queda una razón que nadie entiende'.
Decidimos desaprender todo sobre el amor y empezar de cero. Intentando sobrevivir a nuestro propio infierno. Desgastándonos poco a poco. Todo se quedó más vacío que nunca. Incompleto. Era desesperante saber que tus ojitos grises jamás volverían a mirar a través de esa ventana.
Soy un intento fallido de protegerme del vicio de tu piel.

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